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Somos un Blog dispuestos a mirar la vida con los ojos de Cristo. ¡Difícil!, ¿cierto?. Pero, ¿acaso imposible?.

Saber vivir en libertad, ¿Tan fácil?


Mucho se habla sobre la libertad para elegir. Algunos teóricos de las ciencias sociales, señalan que la pobreza, es la disminución de libertades individuales en la vida cotidiana. Incluso los adolescentes en más de alguna ocasión habrán animado alguna discusión con sus padres en base a la libertar para hacer lo que ellos estimen necesario. Para bien o para mal, hablamos constantemente de libertad en su amplio, mediano, o corto sentido, sin embargo, nadie habla de cómo administrar nuestra libertad.

En una sociedad de mercado, y ante la libertad de consumo de cada uno de los individuos, esta pregunta es menos relevante aun, e incluso en algunos casos hasta peligrosa desde el punto de vista de quien vende, dado que ante una mínima detención, la disonancia cognitiva puede llevar a un sujeto a cambiar alguna opción o bien lisillanamente a desistir de adquirir algún objeto determinado.

Pero volviendo a la pregunta inicial, usted, que lee este Blog, ¿ha pensado en cómo administra su libertad? esto le puede sonar un tanto complejo, dado que tenemos que ponernos de acuerdo en qué es administrar. La RAE (Real Academia Española), en su definición número 3, nos da un pie de entrada : "Ordenar, disponer, organizar, en especial la hacienda o bienes"

La vida es un bien, pero más que ello es un don. Dentro de ella, debemos ser capaces de ORDENAR, todo y cada una de las cosas que nos mueven, es decir, las cosas internas de nuestro ser, y aprender a discriminar positivamente. Ante esto, es necesario aclarar y recalcar: si bien es necesario sentir, no hay que dejar que las emociones y solamente las emociones decidan sobre nosotros. Debemos administrar sabiamente nuestra posibilidad de elegir.

Lo anterior cobra sentido cuando vemos en televisión que una pareja determinada tan solo duró uno o dos años de matrimonio; Cuando escuchamos que algún conocido, estudio mil carreras, y no terminó ninguna.

Es necesario que nos la juguemos ante una moción, pero también es necesario saber leer esa moción. De lo contrario, podremos defender a muerte nuestra libertad, pero de qué sirve, si al tenerla, no somos capaces de ser verdaderamente libres.

Aprendamos a vivir el plenitud, como humanos libres que somos, y aprendamos a amar en nuestra libertad.

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