A MILÍMETROS DEL MUNDO EN TU VIDA...
Somos un Blog dispuestos a mirar la vida con los ojos de Cristo. ¡Difícil!, ¿cierto?. Pero, ¿acaso imposible?.

Hagan esto en memoria mía…


Nunca se han quedado mirando detenidamente un avión, o algún objeto gigante, y se han preguntado ¿cuánto trabajo tuvo que haber para construir semejante objeto? o bien ¿cuánto conocimiento acumulado de años hay detrás de esa sólida armadura metálica?.

Es por eso que valoro mucho más los viajes en avión en un asiento al lado de la ventada, y con una buena vista hacia el ala del avión. En especial desde una perspectiva que permita mirar el ala desde atrás. ¿por qué? porque ante cualquier turbulencia u otro altercado, el piloto acciona todo el equipamiento técnico del ala para mantener el control de la máquina. Es ahí cuando se despegan las superficies traseras del ala a fin de chocar contra el viento. ¿Cuánta fuerza tendrá que generar este aparato suponiendo que quiebra el sentido del viento a más de 600 kilómetros por hora? ¿han sacado sus manos por la ventana en un vehículo que va a más de 100 kilómetros por hora?. Yo sí, y creo imaginarme como sería hacerlo a más de 600 kilómetros.

Hay cosas que definitivamente están por sobre el hombre y su naturaleza, pero no por su comprensión e inteligencia a fin lograr asimilar este tipo de fenómenos físicos por ejemplo. ¿No te has preguntado acaso -a lo menos una vez en tu vida- el cómo es posible la "transustanciación" o dicho en español, que el pan y el vino se transformen en cuerpo y sangre? Yo sí, y no pude evitar volver a recordar este fenómeno Cristiano al ver el ala del avión desplegar su fuerza y tecnología.

A Jesús también podríamos traerlo a la palestra de todo esto. De él también existe un amplio conocimiento acumulado. No solo desde los evangelios, sino también de elementos como por ejemplo en santo sudario, entre tantos más. De él se sigue estudiando hasta el punto que se le tiende a tratar por algunos como un objeto de conocimiento más, así como lo son las moléculas de alguna alga nueva. No obstante, ante tanta abstracción, hay algo que queda más que claro. Y es que hay algo que todavía él puede hacer, y que nadie aun puede remplazarlo -aunque a diario el "mercado" espiritual así lo intenta-. Y es su capacidad de "hacer nuevas todas las cosas". De convertir un pan a cuero, y una copa de vino en sangre. De tomarnos en pleno viaje de nuestra vida, para acompañarnos en cada paso.

Podría seguir mirando el ala del avión, y con ello podré seguir asombrándome de la ciencia y sus avances. Pero lo relevante de esto no está en poder conocer a fondo y el detalle de cómo funciona cada pieza, como se instala, y cuál es su dinámica, sino todo lo contrario. Podría caer en un vació. Nada más ignaciano que constatar que "no el muchos saber, sacia y satisface el alma, sino el sentir y gustar de las cosas internamente".

De la misa, menos preguntas. Del pan y el vino que son cuerpo y sangre, menos ciencia. ¿ante eso? simple... Darnos cuenta que cada día somos más humanos y amados por Dios.


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